Yo creo que unas de las creencias más
dañinas para las mujeres es creer que debemos de hacer algo extraordinario para
ser amadas, y me pregunto qué más extraordinarias se supone que deberíamos ser,
según entiendo no hay dos personas exactamente iguales en todo el mundo, para
mí eso es ser bastante especial. Sin embargo, en Inteligencia Emocional sabemos
que no cuentan mucho los hechos sino lo que las personas perciben de estos. Si
tu no me sientes especial, única y digna de amor, aunque lo seas, el “amor”
siempre será tu debilidad.
Obviamente todo nuestros referente del amor
lo aprendimos en casa, de nuestra familia y en gran medida de la relación de
nuestros padres, y aunque de adolescente seguramente decías que nunca ibas a
ser como tu mama, te aseguro que cada día te pareces más a ella. Entonces,
tenemos de referente mujeres en espera de que llegue el marido a casa, con todo
listo para que les den un poco de atención y cariño; mujeres dependientes de su
pareja, económica y emocionalmente; mujeres que se pasaron buscando su “media
naranja” sintiéndose incompletas hasta que mágicamente llegue un hombre que las
complete o las haga mujeres; mujeres que cargan con todo el peso de la familia,
asumiendo la responsabilidad de la vida de cada miembro, siendo juzgadas si
algo sale mal o si el matrimonio termina, y desgastando su vida en ello,
mujeres que simplemente esperan que alguien las rescate de casa de sus padres y
pasan a vivir un calvario en manos de su “salvador”.
¿Cuándo nos enseñaron que cada una de
nosotras es digna de amor, que somos seres completos, que no necesitamos ser
salvadas? Estamos tan entrenadas en los cuentos rosas, de los programas de televisión
y en lo que dice la sociedad, que damos más peso a todo eso que a nuestra
propia esencia. Si uno ve a una niña, ella no se cuestiona si es hermosa, lo
sabe; no se pregunta si merece amor, se siente amada. Pero cuando va creciendo
va aprendiendo el modelo y de grande se preguntara: ¿por qué todos los hombres
que me encuentro son iguales?
Mi psicóloga solía decir que la vida es
como un gran salón de baile, cada quien baila a su modo, a su ritmo y tú te
acoplas con la persona que baila como tú, que lleva tu ritmo. Si tu figura
masculina es de un abusador, te vas a empatar con un abusador, hasta que rompas
con ese esquema y te reinventes.
Descubrir nuestra propia grandeza no es
fácil, lo sé, a veces tenemos que enfrentar nuestros más grandes miedos, las
cosas y momentos que nos han marcado, sin embargo date cuenta que nadie más te
va dar el respeto, el valor, el amor que tú misma no te das. A veces pedimos
que nos entienda, nos protejan, nos procuren y nos pongan en un altar ¿pero en
qué momento hacemos eso nosotras mismas? Si supieras lo que vales, no pedirías
que tu pareja te valorara, si tú misma te respetaras, no exigirías respeto, si
tú te amaras no te pasarías la vida esperanzada a que otra persona te diera un
poco de amor, de su atención.
Cuando no eres autoconsciente de lo
especial y poderosa que eres, estas a merced de los demás, te vuelves víctima y
verdugo, y dejas en manos de otros la responsabilidad de tus sentimientos, de tu
vida.
Mírate al espejo y dime qué ves: ¿Una niña
asustada? ¿Una mujer acomplejada? O una mujer poderosa y segura de sí misma ¿Qué te gustaría ver? Todo cambio está en ti. Y solo
de ti depende que se vuelva una realidad.
"Seamos luz del mundo"
Cynthia Aguilar
Formadora en Inteligencia Emocional, Financiera y Empoderamiento Femenino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario