Yo creo que
de las cosas que más me costaron trabajo en mi proceso de reinventarme fue
soltar. Suena muy fácil ¿no?... Por todos lados escuchaba: Suelta las cosas,
fluye y todo estará en armonía. Sabía perfectamente que era cierto y pensé que
lo estaba logrando, pero cada que reaccionaba en automático en ciertas
situaciones me daba cuenta de que no era así.
Y es muy
curioso que las mujeres carguemos con todo lo que nos pongan enfrente. Toda la
vida nos condicionaron a el cuidado de las demás personas, de tomar la
responsabilidad de sus vidas y hasta de sentir culpa cuando no lo hacíamos “bien”. Como
adultas tomamos la responsabilidad de nuestros hijos hasta tal punto que ni
siquiera los dejamos vivir… ¡Si, vivir! ¿Cuántas no estamos metidas hasta el
cuello en la escuela de nuestros hijos? Es más importante su calificación a que aprendan, que sean perfectos, ya que significa que mamá lo es también. Y en qué momento se harán responsables
de sus vidas, de sus cosas. Como bien dice Vidal Schmill: "Si haces las cosas
bien, tus hijos se van a ir. Si haces las cosas mal, tus hijos se van a ir. Si
haces las cosas pésimo, tus hijos se van a quedar". ¿Les estas dando alas para
volar o los escondes del mundo para que siempre dependan de ti y sigas siendo “útil”?
Seguramente
a muchas nos enseñaron que las hermanas le servían al hermano o al papa (y
seguramente eso nos lo enseño una mujer: Mamá) y entonces muchos hombres van
por la vida creyendo que las mujeres son para servirle. Mamá no les enseña ni a
lavar un trasto y la esposa no lo deja ni hacerse un huevo. Entonces toda la
vida la mujer esta angustiada de que su casa este perfecta, sus hijos perfectos
y su pareja también, porque esa es su “realización” y su modo de valer. Cuántas
mujeres no se toman ni un día para ellas porque sin ella su casa se cae,
literalmente.
En lo
profesional. Estamos más preocupadas por serle “útil” al jefe,
por servirle, a ser su mano derecha aunque eso no forzosamente signifique ni un
mejor puesto, ni un mejor sueldo, ni ningún beneficio. Dejar que los demás brillen
está bien, no parezcamos sobradas o pedantes ¿Verdad?
Pero llega
un momento que tus hijos se van a hartar de que no los dejes ni respirar y
entonces te vas a sentir ofendida y desechada. Tu pareja va querer convivir con
sus amigos, entonces vas a montar en cólera y decir que es un malagradecido,
como todos los hombres. Tu jefe te va correr y entonces vas a sentir que todo
el esfuerzo es para nada. Pero ambas sabemos que lo único que quieres es el
control, ya que controlando todo crees que todo va estar perfecto, que vas a
ser perfecta, pero haces a todos rehenes de tus emociones y la principal
prisionera, eres tú.
Cuando eres autoconsciente, si bien mejora la relación con las personas de
tu entorno, el alivio, la paz, la tranquilidad que eso trae a tu vida, no tiene
precio. Si dejas que cada quien se haga responsable de su vida y tu de la tuya
entonces todo fluye. Si dejas de querer ser perfecta o la “mejor mujer” del
mundo, tu alma descansa.
La
Inteligencia Emocional te hace entender esa y muchas otras cosas haciéndote consciente
de donde viene ese patrón mental y dándote las herramientas para
cambiarlo. El cambio está en tus manos. Todo empieza por uno mismo; y lo mejor de todo es que esta a tu alcance... Y estamos para ayudarte. No lo
olvides.
"Seamos luz del mundo"
Cynthia Aguilar
Formadora en Inteligencia Emocional, Financiera y Empoderamiento Femenino.
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